La incansable brevedad del neodarwinismo
4 stars
El biólogo Stephen Hart nos ofrece en este pequeño libro, una completa visión de la comunicación en el mundo animal. Desde el tipo de comunicación más sencilla, como aquella que se produce sin aparatos fonadores y que utiliza una serie de sonidos especializados a partir de estructuras corporales poco especializadas, hasta la comunicación más complicada que va más allá de la mera transmisión de información.
Lo que deja bien claro Hart es que en los años noventa se produjo un cambio de paradigma en cuanto a la interpretación y análisis de la comunicación animal: este nuevo paradigma interpreta que se produce comunicación solo cuando hay transmisión de información (emisión y recepción), independientemente de cómo sea procesada y, si existe comunicación, su única razón de ser es bajo el prisma neodarwinista de la performance o utilidad, es decir, ha de conferir un beneficio evolutivo, sino la comunicación no existiría. De esta …
El biólogo Stephen Hart nos ofrece en este pequeño libro, una completa visión de la comunicación en el mundo animal. Desde el tipo de comunicación más sencilla, como aquella que se produce sin aparatos fonadores y que utiliza una serie de sonidos especializados a partir de estructuras corporales poco especializadas, hasta la comunicación más complicada que va más allá de la mera transmisión de información.
Lo que deja bien claro Hart es que en los años noventa se produjo un cambio de paradigma en cuanto a la interpretación y análisis de la comunicación animal: este nuevo paradigma interpreta que se produce comunicación solo cuando hay transmisión de información (emisión y recepción), independientemente de cómo sea procesada y, si existe comunicación, su única razón de ser es bajo el prisma neodarwinista de la performance o utilidad, es decir, ha de conferir un beneficio evolutivo, sino la comunicación no existiría. De esta forma son interpretados todos los ejemplos que aporta el autor.
Pese a ser una obra relativamente desfasada (1996), es un valioso documento que sirve de prueba sobre el debate científico de la época sobre el reduccionismo, sobre lo especial de la comunicación humana (o no), sobre el lenguaje en otros animales, etc.
Por ejemplo: Kumbaugh, Savage y Sevcik, entre otros muchos autores, proponían que, al menos, los grandes simios (chimpancés sobre todo) son, o serían capaces con el adecuado entrenamiento, de asimilar un verdadero Lenguaje, es decir, que serían capaces de captar ordenaciones sintácticas, conceptos, etc. Por su parte, Terrace, pese a ser en un primer momento defensor de esta idea, pensó que ¿Qué beneficio evolutivo podría tener esto? ¿Usan los grandes simios esto en la naturaleza? Entonces, ¿Por qué debería de existir? Terrace se dedicó el resto de su vida a destruir la posición de sus compañeros. Hart, por su parte, toma partido por este último y deja como única posibilidad de comprender la evolución del lenguaje al paradigma neodarwinista: la acumulación de pequeñas mutaciones nos harían pasar, desde el estatoreceptor de un arácnido, al complicado oído mamiferiano acoplado a una intrincada red de computación neuronal que les haría capaces de adquirir el más complejo de los lenguajes. Esta no es más que una parte de la historia.